Había creado un mundo, su mundo y ahora ni siquiera sería consciente de cómo, todo recuerdo y toda memoria de su paso, quedaría menguado en los confines de una fría habitación donde ni las paredes le recordarían lo bueno que había vivido. Su casa dejaría de ser su hogar para convertirse poco a poco en el claustro de su propia mente, que a oscuras, jamás volvería a ver luz...
¿Qué mal hizo? ¿En qué momento pudo aparecer? y lo peor de todo... ¿por qué?
Cada vez que lo pensaba, no hallaba respuesta a nada. Simplemente, la vida le quitaba su esencia, cuanto era, hasta ser simplemente un cuerpo desvalido y disfuncional donde nada tendría ninguno sentido, esperando sólo a ser consumida por un tiempo que se le escapaba a toda previsión...
A su lado, las manos de su marido la hacían volver de nuevo mientras su voz le decía: "aunque tú no sepas quien soy yo, yo sí sabré quien eres tú".
A su lado, las manos de su marido la hacían volver de nuevo mientras su voz le decía: "aunque tú no sepas quien soy yo, yo sí sabré quien eres tú".