miércoles, 21 de diciembre de 2016

Transgresor


Hoy quisiera publicar un poema de Manuel Muñoz Moreno, maestro y periodista. Descubrí su única obra publicada hasta la fecha por casualidad, en la estantería de mi hermano y decidí leerlo. Me alegro, porque sus palabras esconden un trasfondo humano que conquista el paladar de los que ansiamos leer y descubrir la realidad desde la perspectiva del poeta, que nos la colorea con su mirada, para volverla a redefinir. El poema escogido es para el pasado día 18 de Diciembre, Día Internacional del Migrante: (https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Internacional_del_Migrante)

"Un grupo de 80 emigrantes trataba de pasar por la fuerza
la frontera de Melilla y la policía marroquí ha disparado
provocando la muerte de un subsahariano (1/1/2009)


Nos conocimos en ese instante
en el que tú cruzabas la barrera del anonimato
y te convertías en titular de periódico
y seguías siendo un ser anónimo.
Cosas de esta sociedad aún no saciada.
Nadie se preocupó, tanto afán por nombrar 
y dar nombres, pero nadie quiso averiguar el tuyo.

Para mí nacías con una fuerza obsesiva
y tracé un itinerario, aunque dudo
de que las palabras sean suficientes,
de que valgan lo necesario para describirlo.
¿Qué verbo, qué adjetivo tiene el peso de un hombre?
¿Qué palabra sirve para descubrir el secreto
de la más pequeña parcela del espíritu del hombre?
¿Y si en él se encierra todo el género
humano?
Necesito palabras como sueños,
palabras como actos.
Descarto las palabras que no sirvieron
para disuadir, que no apartaron a este loco
de su locura hambrienta,
pues era hambre lo que le empujaba,
hambre de norte (norte como canto
de ruiseñor hipnótico y hechicero;
si no, cómo se explica este extravío),
hambre de pan
o de seductores perfumes en inalcanzables cuerpos,
tanta fue la propaganda que quizá
se hicieron caos raptando la mente hambrienta,
dejándola en el espacio transgresor, anudándole
al cuerpo espejismos de placer y abundancia.

Y así el pie, el cuerpo entero hendió el diamante
bruto de la selva, ebria la mente por el placer
a la espera, los sueños como poros gustativos,
la boca como agujero sin fondo absorbiendo imágenes
de aterciopelados sabores, de pieles de hembras
en el apoteosis de la carnal entrega, entrando a torrentes,
saturando el conocimiento en delicado equilibrio.

Así las manos, los pies, el cuerpo entero fue lanza
en el desierto, rasgando los mares de arena
la cordura en el filo y todo el universo de sabores
amados en una caricia húmeda del paladar,
llevado por la fiebre a una plenitud ebria
seleccionando, eligiendo, destronando, sometiendo,
elevando con una ansia de placer obscena, concentrando
todos los sabores en un momento único de éxtasis...,
y bailar con carcajada hueca sobre ese volcán.

Parado por una valla,
después de selvas y desiertos con las plantas
de los pies agrietadas, detenido impotente
por la rara valla de acero: espalda de la abundancia.
Y en el rostro se esculpe
la desesperación agrandada por el susurro,
los gritos que no cesan de los que quedaron atrás.
Con las manos vacías, el hambre real y la otra
de siglos apretando el estómago, bajo las estucadas
paredes negras de la noche con estrellas
te aplasta tu peso y la soledad preñada de ecos
que se crecen, se agigantan hasta que África entera
te empuja a la aciaga madrugada donde seco el tiro
te hunde.
Lejano queda el estampido
en este alba de mármol negro."

©Muñoz Moreno, Manuel. Hojas rojas. Imprenta Provincial de C.Real. 2010. Ciudad Real. pp.: 45-48.

1 comentario:

  1. Qué maravilloso poema. Gracias, Sonia, merece la pena ser leído. Me ha parecido magistral, buscaré el libro en amazon a ver si lo tienen.
    Saludos!

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¡MUCHAS GRACIAS!

¡MUCHAS GRACIAS!
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