Después de tanto tiempo, casi abandonado este viejo páramo... casi que entre lo desierto que se me había quedado el blog y lo taciturno que a veces me consiente su espacio y extensión, he traído al ingenioso hidalgo de nuevo, cabalgando a lomos del tiempo, haciendo casi inevitable este segundo grupo de bodegones...
Entre yelmos mudos, molinos y caminos desolados, libros escritos con la gracia de quien con lucidez sobrada le dio vida en sus lienzos a través de las palabras que lo hilaban, sanchos esculpidos y dulcineas pintadas entre unos y otros, descifrando la huesuda figura de un hombre que se imaginó señor y defensor del bien, sin saber que en su despertar hallaría la muerte de ese espíritu que lo alentó a vivir un tipo de vida cervantina, haciéndole así de quijotesco...
Os presento, sin más demora, a ese anfitrión, tan cercano y familiar... tan manchego, tan ingenioso y aventurero, pero cambiado deliberadamente aquí y ahora, para ofrecer otras imágenes de su pintoresca figura, como un hombre con coraje inquebrantable, ciego de honor y testarudo en el empeño... amortajado entre retratos, dibujos y representaciones que lo captan y lo sepultan hasta el fin de la memoria, y que lo sigue arraigando como pobre, loco e hidalgo...
Si te gustaron estos bodegones, quizá te interese ver la primera parte pinchando en la imágen que sigue:
Me encantan todos :) Abrazos.
ResponderEliminarEnhorabuena, por este nuevo post tan Quijotesco. Me encanta!
ResponderEliminarBesos, Sonia.